viernes, 27 de noviembre de 2009

AL OTRO LADO DE LA LUZ





se voltea
    no ve al hombre que siempre la sigue

se mueve
    no ve su silueta
nada responde a sus movimientos


como sucede otras veces
siente alivio primero
    inquietud después
         finalmente pavor



al fin y al cabo
¿qué es una sombra sin su hombre?

DEJARSE LLEVAR PARA LLEGAR





"La música de ser es disonante 
pero la vida continúa 
y ciertos acordes prevalecen." 
Eugenio Montejo

I.

dejé que la música decidiera el rumbo
        la música me doblegó
             con sus compases
             sus melodías

la música se convierte en caminos etéreos
     que vuelan
                 retozan
              acompasadamente

la música apresa mis recuerdos
    y los somete

vuelo hacia la costa
     me pierdo en aceradas playas 
           noches tibias
               bosques dorados
                   hierba cristalizada
                            luces inventadas

pasa el camino a través de las montañas
y llega a ciudades portentosas
                     
no hay calor
no hay frío
     todo es tibio
             hasta el fuego

la música finalmente me saca
    de mí    


 II.

     hacia otros cuerpos 
                  otros universos 
mi corazón marca el paso del viaje
se acompasan los latidos al ritmo de la música

cada latido es ahora una imagen
    no controlada
    no pensada


los vivos
los muertos
lo que no fui
todo y todos desfilan
      duros y  pesados unos
              leves los otros

el viaje continúa

latidos música y viaje se confunden

sigo cayendo al compás de la música
que sale de mi corazón
              ¿voy cayendo o subiendo?


III.

voy al centro de las memorias
al escondite de lo fundamental
      recovecos celulares
                pequeños           inmensos

me disuelvo
       entro en contacto con todo
           soy parte del todo

estoy por convertirme en savia
      en viento
               en luz

¿seré el mismo al volver?

        yo sólo me dejé llevar por la música



EL CÍRCULO SE CERRÓ EN BARCELONA




En memoria de mi Padre Carlos Suñer Albo (1932-2008)



hojas arrugadas en el piso
      como nubes malditas
tinta derramada
      tanta como la noche


nada bueno he escrito en tu memoria


pero mis recuerdos te siguen buscando
     ellos no saben que te fuiste
te siguen viendo acurrucado

        muy callado
               con frío
                             indefenso


y yo les digo que eres niño nuevamente
        que se ha cerrado el círculo original
y corro desesperado a tatuarme en el alma recuerdos imprescindibles
        tu mano grande
                  sobre la mía pequeña
        tus ojos encendidos
                   por los años  
        tu cuerpo cansado
                   de sorprenderse


        tu historia de amor con la vida


       tu sonrisa un septiembre en Barcelona


              y así lo entendí
                                 el círculo se había cerrado
                                 tu viaje estaba por terminar
                                               justamente donde comenzó


ahora los recuerdos conjuran tu ausencia
que solamente morimos cuando nos olvidan
y aunque cada día duela tanto
mucho más temprano que tarde
      en una tibia mañana

      de un marzo cualquiera
              volveremos a vernos todos

                        en un sitio bello como tu Barcelona



jueves, 26 de noviembre de 2009

PROFUNDA LEVEDAD





“At first, I was iridescent
Then, I became transparent,
And finally, I was absent”

              Blows Against the Empire /
              Paul Kantner and Jefferson Starship


el tiempo se envuelve sobre sí mismo
           animal en invierno
                   esconde su verdadero tamaño
mientras tanto descubrimos asombrados
           que el universo no es razonable
                    las eternidades estelares nos pasan veloces
                    los instantes minúsculos se vuelven infinitos


todo se vacía
                  incluso el tiempo
en la nada todo se esconde       
o se pierde
la lejanía disuelve las cosas
       en eterna batalla con la memoria


las palabras y los símbolos se nos vuelven extraños
y se confunden las cosas
                   la copa deja de contener el vino
                                ahora el vino retiene la copa


tardamos en darnos cuenta
que hemos cambiado
que el tiempo nos desgasta por dentro           por fuera
delgadas lajas de vida
que quedan en el camino
                       trabajo del más experto artesano de hombres


mientras perdemos carne y alma por igual
nos volvemos más delgados
               nos reducimos a nuestro propio límite
                              nos volvemos transparentes
           


un día seremos tan tenues           tan ligeros
que nadie nos verá
todos dirán que hemos muerto
y nosotros en nuestra profunda levedad
despojados de todo lastre
partiremos sin rumbo
                            llevados por el viento

                                               junto al polvo
y a un par de hojas secas

ODISEOS MODERNOS





Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces,
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.


José Hierro
I.    


CREÍ VER UN RÍO


desde las entrañas de estos gigantes los veo
         ríos de humo
               luces
                   metal
se mueven acompasadamente esas máquinas
sangre que mantiene vivo el bosque de concreto


no hay paz ni solemnidad en este río
a medida que me acerco su estruendo se descompone
           ritmos vitales
                únicos
                    diferentes
latidos todos de un mismo corazón


me siento arrastrado
contagiado por la urgencia de la búsqueda
      estoy por sumergirme
y acompañar a cientos de odiseos
      todos buscando la vida
             todos los días


como si fuera la primera vez


II.  


EL GRAN VIAJE


los veo a todos en sus burbujas
mundos privados de aislamiento
             están seguros
             pueden  soñar
             se creen únicos         lo son
pero no saben que todos suman
      a una gran comedia              o a una gran tragedia

                          qué maravilloso


no te quejes
    no sufras
         no busques un río avasallante
éste no llega a ningún mar
sólo da vueltas sobre si mismo
         convulsiona de izquierda a derecha
               se parte
                     se retuerce
y sólo conoce un destino
                                tú mismo


                                porque el gran viaje es hacia dentro


III. 


LA SANGRE DE MI CIUDAD


los nautilos terrestres atrapados en la corriente
suman su fuerza y su energía al río espasmódico
     se funden en un lento impulso
              en una fuerza impostergable

tráfico              sangre                o savia


alimento de mi amada ciudad







MEMORIA EN LA PULPA




I.


cada mango que como
se convierte en todos los mangos que he comido


toco su piel
                       misteriosa
                                        delicada
                                                      casi humana
su piel  de soles desbordantes
con los atardeceres rebeldes del Ávila grabados
en puro puntillismo como pintados por Van Gogh


me veo muy niño
sentado en la cocina de mi abuela
miro al plato y ella dice
te gustará
                 es una manga
la piel tersa y suave
firme
turgente
como alguna vez la abuela así la tuvo


ese olor redondo
paciente y lento
que acaricia
que llena poco a poco
y se queda pegado en la cara
                                           en toda tu piel


la abuela regresa en cada mango
en cada rumor voluptuoso de pulpa madura

II.

cada trozo en la boca
frío
      tierno
sabor suave e  hipnótico
son aquellas tibias tardes de verano
cuando la ciudad empezaba a hundirse en el concreto
y las  matas de mango
como manos alzadas al cielo
despuntaban
                    pidiendo ayuda


recuerdo
la sombra fría de los árboles
niños ricos                     niños pobres
reunidos todos a tumbar mangos
la mano del amigo
poniendo el mango en mi mano
 pa ti me dice
                        y yo asombrado
en el perfume
en la visión

esa música sideral del nombre
que nunca me ha abandonado