Esto era el destino:
llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.
llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.
Antonio Gamoneda
no entendemos los intrincados vacíosrepletos de ausencias asesinas
bocas oscuras
cuencas implorando lágrimas fugitivas
templos vulnerados por ecos paganos
vivimos navegando la materia oscura
buscando cazar ángeles
que nos enseñen alfabetos
para iluminar bosques de signos vivos
combinamos pájaros erizos cometas
tratamos de enjaular el dolor poniéndole nombres
huimos siempre de dioses enemigos
hace falta mucho más que una vida
para entender la anatomía del universo
sólo hay tiempo para agitar la bolsa
oír los pedazos chocando
y dejar que el azar nos cante una canción
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