Mi voz serpentea entre un mar de espejos fragmentarios
nadie me ve en este bosque de brazos y almas
sólo la soledad me fija su vista
ablanda las paredes del laberinto
siembra nidos donde suenan latidos
soledad agria y poderosa
la lloras desde una herida grande como un mar
o la celebras porque espanta los lobos
en medio del retumbe de todos los latidos
los corazones te rozan inasibles
llevan los brazos atados de mentiras
cientos de historias corrientes ensordecen la mía
cientos de poemas cansan tu corazón
antes que leas el mío
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