jueves, 15 de octubre de 2009

MÁQUINAS PRODIGIOSAS





los aviones son un engaño
   no vuelan
        no pueden volar


ellos tan sólo te encierran
y esperan a que todo cambie
para dejarte salir
    lejos de tu hogar
         en otro lugar
               en otro tiempo


mientras tanto te dicen que vuelas


y afuera ves paisajes imposibles
    nubes de cuarzo perdiéndose en el infinito
    atardeceres innombrables
    ciudades sumergidas en océanos blancos
         escondidas de violentos y antiguos dioses


 son visiones prohibidas para los mortales
            vistas supuestas de nunca ser vistas
                         o imaginadas


todo cambia a través de esas ventanillas cinematográficas
tú adentro descansas
estás en las entrañas plásticas de un animal que no ves
     que ronronea para acunarte
              y te seduce
                        y te adormece


¿no te das cuenta que es imposible que vuele?
        volar está reservado a los dioses


ellos sólo esperan a que las cosas en el mundo
cambien de lugar
                        mientras te esconden su movimiento

(R)

6 comentarios:

mharía vázquez benarroch dijo...

Prodigioso el poema mismo Carlos...
un abrazo.
mh

Lin dijo...

Carlos, me encanta la manera como compones las imágenes; el ritmo y la musicalidad de tus poemas.

Estos versos me hicieron ver a través de tu ventanilla, que se parece mucho a la mía:

"y afuera ves paisajes imposibles
nubes de cuarzo perdiéndose en el infinito
atardeceres innombrables
ciudades sumergidas en océanos blancos
escondidas de violentos y antiguos dioses"

Te visitaré a menudo. Gracias.

Cinzia Ricciuti dijo...

Por aquí ando Carlos.
Que grata sorpresa, que bueno está esto.
Un abrazo
Cinzia

Acuarela dijo...

Indiscutiblemente es un hermoso poema... hasta me hizo reflexionar sobre el vuelo.
Saludos, Carlos, me encanta tu blog y seré tu fiel seguidora.

Tomas Gyarfas dijo...

Me pareció excelente! Te felicito.

Un abrazo, y continua con esto, que tenes talento!!!

Tomás

Carlos Eduardo Fuenmayor dijo...

Hermoso poema
UN ABRAZO