Dedicado a mi hermano Javier Suñer Queralt (1966-1983)
Recordar es obsceno, peor: es triste.
Olvidar es morir.
Vicente Aleixandre
se fue entre nieblas mortales
la marca que nos nombraba
que llevamos a fuego en el alma
y entre mis lamentos
amortiguados por el tiempo
recuerdo esta deuda impaga
es que he tenido que aprender
aprender a pegar palabras
torpemente
veinticinco años más tarde
te debo este poema como un monumento
ahora que ya no hay lágrimas
ni rabia
ni desesperación
sólo queda esta tristeza antigua
y objetos como talismanes perdidos en un desván
tu cara en un espejo empañado
fantasma nebuloso
nos vence el tiempo
como siempre
vampiro primordial
este poema nunca podrá ser un monumento
tal vez una triste proclama
la comprobación
que sólo de verdad morimos
cuando nos olvidan