viernes, 17 de febrero de 2012

PARAÍSO




No recuerdo cuando las palabras se convirtieron en carnada. Tampoco cuando se hicieron duras y pesadas, ni cuando dejaron de volar. Hoy las arrastro moribundas, ansioso por lo primero que enganchen. Atrás quedaron tiempos de verdadera luz.


 
Esta tormenta no tiene centro, y sus torbellinos nos sacuden a todos. La niebla que llevas sembrada,  no te deja ver la mano que te acompaña a través de estas distancias invencibles, a salvo de tanto espectro que sólo busca aplaudir la huida de tu sangre.

Me cansé de tantas cosas; y me cansé de apuntarte lejos, así que terminaré anclándome a cualquiera que se acerque a mi palabra. En estos tiempos voraces, en que se llama a la presa con el brillo de los dientes, soy especie en extinción, soy hombre elefante, soy caníbal, soy carne seca esperando sumarme a las piedras. 


Olvida los rostros y navega el bosque que te oculta. Tu antiguo linaje retó a los Dioses y hoy no desfallece compartiendo la intemperie. Desde ese día se empeñan en construir, palabra a palabra, un paraíso mejor que aquel del que fueron expulsados.



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1 comentario:

Ophir Alviárez dijo...

La voz se increpa como si se mirara en el espejo y peleara con lo que ve. La dualidad lo detiene pero el "antiguo linaje" continúa el empuje y le impide perecer...Me reconozco en el hombre elefante, caníbal con carnes secas a la espera de ser piedra...

Y aplaudo...

Ophir