Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces,
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.
José Hierro
I.
CREÍ VER UN RÍO
desde las entrañas de estos gigantes los veo
ríos de humo
luces
metal
se mueven acompasadamente esas máquinas
sangre que mantiene vivo el bosque de concreto
no hay paz ni solemnidad en este río
a medida que me acerco su estruendo se descompone
ritmos vitales
únicos
diferentes
latidos todos de un mismo corazón
me siento arrastrado
contagiado por la urgencia de la búsqueda
estoy por sumergirme
y acompañar a cientos de odiseos
todos buscando la vida
todos los días
como si fuera la primera vez
II.
EL GRAN VIAJE
los veo a todos en sus burbujas
mundos privados de aislamiento
están seguros
pueden soñar
se creen únicos lo son
pero no saben que todos suman
a una gran comedia o a una gran tragedia
qué maravilloso
no te quejes
no sufras
no busques un río avasallante
éste no llega a ningún mar
sólo da vueltas sobre si mismo
convulsiona de izquierda a derecha
se parte
se retuerce
y sólo conoce un destino
tú mismo
porque el gran viaje es hacia dentro
III.
LA SANGRE DE MI CIUDAD
LA SANGRE DE MI CIUDAD
los nautilos terrestres atrapados en la corriente
suman su fuerza y su energía al río espasmódico
se funden en un lento impulso
en una fuerza impostergable
tráfico sangre o savia
alimento de mi amada ciudad
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