falta noche en las heridas
sobra nieve en las alas
tratamos de borrar las muescas en los huesos
nuestro límite se tiñe de sueños ajusticiados
damos de comer nuestras alas a las bestias
y nos sumanos a una estirpe de estatuas
contando historias encalladas como buques
aferrados a un latido en cada eternidad
esperando que los espejos no se muevan
erguidos como espumas de Babel
somos tótem irritado
ámbar de la raza
sin embargo
aprendimos a olvidar a los dioses intermitentes
nuestros ojos reventaron velos razonables
aprendimos el alfabeto de los ríos y de las rocas
con la boca llena de silencios diminutos
seguimos
empeñados en escribir biblias luminosas
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